Paolo minicucci mi alter ego

 Italia campeona Eurocopa Futsal 2014

Italia se ha proclamado campeona de Europa, sin duda una noticia que debe reconocerse como el final de un trabajo basado en un modelo que evidentemente se ha basado en nuestra filosofía.

Hace años, muchos años, Javier Lozano, entonces seleccionador, pensó que en un futuro se debería apostar por gente joven, ya que el relevo generacional de muchos jugadores debía pasar por la creación de selecciones inferiores, porque con el boom del ladrillo, el futuro de nuestros jóvenes estaba completamente tapado. Se apostaba por cualquier jugador italo, brasileño, etc de doble nacionalidad antes que cualquier nacional que despuntaba. Era la época de la opulencia, la época de los grandes traspasos, de los equipos diseñados a golpe de talonario, en resumen la época donde las oportunidades para los jóvenes eran simplemente nulas. Nadie iba a perder tiempo en darle minutos a un chaval que empezaba.

A tal efecto se diseñó una estrategia para intentar encontrar chavales que pudieran llegar, con el objetivo de no encontrar los que eran mejores entonces, sino los que creíamos podían llegar algún día a la absoluta. Fruto de ello y de las condiciones económicas, se redujo el presupuesto de la absoluta, eliminando algún amistoso, para poder disponer de ese dinero para intentar lograr competir con otros países, harto difícil también por carecer de base la mayoría de ellos.

Anteriormente baste decir, que la S21 con la que debuté por sorpresa en Mazarrón, para completarse tenía que tener algún S23, estaba claro que alguna cosa se había que hacer.

La primera apuesta fue un torneo juvenil, donde se encontraba Italia, Andorra y Guatemala estos dos últimos con selecciones absolutas. Antes pero, dos amistosos en donde como preparación se disputó dos amistosos con Guatemala en Ciudad Real.

Allí, con quince años ya estaba Lin, también otros como Tobe, Carlos Calvo, Juanjo, Jesús Herrero, Flores y Cuco entre otros que no tenían ni dieciocho años. Por parte italiana, Mammarella, los hermanos Grassi y alguno más. El partido final fue una guerra, y así empezaba una rivalidad bastante agria con Paulo Minicucci y un servidor, entre los que éramos el referente y los que sin duda, fruto de una envidia sana, simplemente nos querían ganar. Paolo es de Roma, y un romano nunca acepta la derrota.

Esa Italia, con Antoni Sarnelli de presidente, amante del futbol sala, loco del futbol sala y sin atisbo del fútbol solo tenían un objetivo, ganarnos y para ello los medios que les daban eran espectaculares.

 

Ya más adelante, la absoluta sacrificó más presupuesto para que pudiéramos competir en un Europeo que se hacía en Sant Petersburgo. Allí nos fuimos y nuevamente allí estaba Italia, entre otras muchas. Un partido de grupo duro, fuerte y como siempre agrio. Parrel era el alma de esa S21 italiana, una selección rocosa y anárquica pero con alma que no superó la fase de grupos después de un partido con Eslovenia donde lo tenían todo a favor. Juanjo, Borja Blanco, Sergio González, Saúl, Raúl Manjón, Juve, Rubén Cornejo, Lin, Manu etc la dinamitaron como a las otras. Pero aquí empezó el cambio en Italia.

Al año siguiente, decidimos apostar por gente mucho más joven sabiendo lo que podía pasar, que pasó, pero la apuesta era de futuro, no llevamos ya por ejemplo a Juanjo ya en la absoluta, que tenía dos años más de S21, entre otros, y eso descolocó a los italianos que no entendían nada. Fruto de tanta acritud y porque no decirlo, odio mutuo, se acercaron a nosotros, y nosotros si nos ofrecen la mano no la escondemos. Y allí nació una historia de complicidad. Las charlas con Paolo, con Giorgio Zito, con su presidente, nos enriquecían a todos. Ellos no entendían como esos chavales no jugaban en la liga, y nosotros entendíamos que somos unos privilegiados por la situación de su base en comparación a la nuestra.

Italia no tiene formación, en sus colegios no hay deporte escolar, por tanto al no existir competiciones cada verano se patean Brasil de arriba abajo, reclutan a los que tienen doble nacionalidad en una edad muy temprana, los ceden, y en su competición S21, extraen sus jugadores. Esa es su única política de formación, sumando los que vienen del fútbol con sus carencias y esos fichajes jóvenes, muy alejado de nuestro fantástico modelo de cantera.

Allí estaban Gabriel Lima, que jugaba en Aosta, Massimo De Luca, “Il capitano” y con una alma de gladiador que da miedo,  Giasson, Miraglia, Romano, Ercolessi y muchos más que también nos preguntaban cómo mejorar, en definitiva Italia y sus jugadores pasaron de ser enemigos para ser amigos con la misma complicidad. En la pista nos ayudábamos, menos cuando nos enfrentábamos, aunque luego a diferencia del principio, una buena cerveza servía para seguir con la armonía.

Siguieron los europeos, y nosotros seguimos ganándolos a ellos hasta el último, donde ya como ayudante del seleccionador, anteriormente era el seleccionador, nos ganaron con un 1-0 de Romano, Oscar Iglesias era el portero y en el duelo de ayudantes, se lo llevó Giorgio Zito, para mi dentro del “puteo” la única alegría. Por fin lo habían logrado después de seis años.

Ya en la final, Rusia los apeó cruelmente de tan anhelado podio y después de una época donde Minicucci, Zito y sobre todo su presidente Antonio Sarnelli, hicieron un trabajo excelente de formación fueron todos apartados sin poder saborear un solo triunfo.  Pero su triunfo sin saberlo estaba por llegar.

 

Foto Giorgio Zito

En este europeo, Rusia sigue con su filosofía, renegando de tantos y tantos jugadores de altísimo nivel que he visto en los europeos, e incluso el mejor Prudnikov, pasa de ir por eso, y esa línea se enfrentaba a Italia. Una Italia donde Gabriel Lima, alter ego de Sergio Lozano, se encontraba con su oportunidad, sin su bestia negra en el camino, España.

Mammarella, Romano, Giassion, Di Luca, Ercolessi y Gabriel Lima por fin lo  han logrado, han ganado, y creo es justo darle el mérito y reconocimiento a esas personas que tanto han luchado y han estado picando piedra, perdiendo pero persistiendo, y esas personas son Paolo Minicucci, su fiel ayudante Giorgio Zito, Maurizio Vendetti, y como no, su presidente Antonio Sarnelli, un hombre de futbol sala que de lo bien que los cuidaba, les daba medios y se partía la cara por ellos nos producía como he comentado antes, sana envidia. Todo eran medios, aquí el futuro “Sarnelli” por el que sin duda tiene que pasar el futuro de nuestro fútbol sala estaba jugando al golf.

Para finalizar, no quiero se interpreta este artículo como crítica alguna hacía los míos, porque para recuperar todo lo que hemos perdido en estos años, debemos aprender que alabar a unos no significa criticar a otros, es simplemente poner una experiencia públicamente, sin buscar nada más que en este caso. Que la gente entienda que esos “brasileños” italianos, cantan su himno a todo pulmón y sienten Italia como su país, porque no sólo vinieron muy jóvenes sino que han tragado mucha cera en su etapa de formación y para ello tienen a De Luca que les recuerda constantemente eso de:

Noi siamo da secoli
Calpesti, derisi,
Perché non siam popolo,
Perché siam divisi.
Raccolgaci un'unica
Bandiera, una speme:
Di fonderci insieme
Già l'ora suonò.
Stringiamci a coorte
Siam pronti alla morte
L'Italia chiamò.

Jordi García febrero 2014



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