DINÁMICA DE LOS CONFLICTOS ASIMÉTRICOS

Primera parte Junio 2009

Jeffrey Lewis publicó en el 2008 un libro llamado Dinámica de los conflictos asimétricos, en él repasa el nacimiento, estructura y vinculación de los conflictos bélicos con la democracia.

Es curioso observar que nos puede ser útil para entender que como entrenadores estamos expuestos a esa dinámica que nos puede llegar a destruir sin disponer de ninguna defensa, ya que nosotros somos objetos individuales dentro de una estructura deportiva que ahora más que nunca sufre un seguimiento al minuto por el llamado entorno.

A modo de resumen el conflicto asimétrico o también llamada guerra de cuarta generación, se debe entender desde el punto de vista militar. Conviene saber que muchas teorías y estrategias militares se han empleado, y se emplean, en nuestro deporte. Una de ellas por ejemplo es el mando directo como metodología de trabajo.

El libro explica que en la época moderna del Mundo, existen cuatro generaciones de guerra o mejor dicho de interpretarla o hacerla. Y sobre todo se basa en la guerra de cuarta generación o también llamado Conflicto Asimétrico y que viene precedida de las tres anteriores. Repasando la historia moderna veremos que la primera generación nace en el uso de las armas de fuego y alcanza su cenit en las guerras napoleónicas. La Revolución Industrial es la segunda generación y donde el salto tecnológico hace que el gran poder de movilizar tropas, recursos y armas provoque que los enfrentamientos sean más igualados y por tanto esa tecnología y recursos igualan las fuerzas de los contendientes. La tercera generación es la de la segunda guerra Mundial, submarinos, aviones, barcos y tanques hacen que las guerras se vuelvan rápidas y ágiles abarcando todo tipo de terreno y geografía antes impensables.

Ahora que sabemos los precedentes de la cuarta generación ya podemos observar que el conflicto asimétrico se basa en la utilización interna de la población civil que participa activamente, tanto como objetivo, como aliado y utilizando su cultura, prensa, religión y tipo de gobierno como armas. Y como ejemplo los medios de comunicación para desarrollar las acciones de ataque o defensa o contrarrestarlas. Su nacimiento empieza en la guerra del Vietnam, donde los Estados Unidos ganaron todas las batallas militares pero fueron derrotados fuera de ellas llegando a perder lo que ganaron sin oposición en los campos de batalla. Siguió con los soviéticos en Afganistán hasta alcanzar su cénit en los tristes atentados de Al Qaeda y el actual conflicto de Irak.

El conflicto asimétrico, llega a los países culturalmente altos debido a su mayor tolerancia en todos sus aspectos y gobiernos, por tanto todos los elementos de la sociedad debidamente utilizados pueden ser potenciales enemigos y utilizados en contra de ese propio país.

Pero vayamos al deporte. Cuando Vince Lombardi empezó a emplear metodologías militares revolucionó la teoría del entrenamiento y logró que la tarea de un entrenador fuera considerada y dignificada como tal. Para eso tuvo que demostrar en su equipo, de muy bajo nivel, que podía ser capaz de ganar campeonatos debido a su innovador trabajo, cosa que alcanzó con creces. Antes un entrenador era considerado más un consejero que un preparador específico de determinado deporte. Vince fue un entrenador de primera generación y que marcó el pistoletazo de salida demostrando que el trabajo de un entrenador era importante y no una pieza más, sino una pieza clave.

Más tarde a raíz de la adaptación e integración de la preparación física dentro del colectivo, nacieron los entrenadores de segunda generación, esos que aunaban por especificar cada cosa, táctica de un lado y preparación física por otro siendo la escuela rusa , sobre todo en atletismo, pionera en esto.

La pizarra y la tiza cambió por los imanes y la Veleda, y de deportes como el baloncesto y más concretamente con Phil Jackson entró en la dinámica de que un equipo es un grupo humano, y como tal el trabajo técnico-táctico debe ir de la mano de una gestión individualizada del grupo donde una máxima debe ser que el grupo se involucre y se transforme en un equipo donde todos tengan un mismo objetivo común. Para ello se servía de la psicología, del nacimiento de las nuevas tecnologías y de cuanto quisiera pensar y adaptar para conseguir el resultado deseado. Eso era la tercera generación de entrenadores. El libro de Phil, Canastas Sagradas, es el mejor exponente de esa tercera generación ya que nos narra cómo aúna un colectivo táctica y grupalmente para conseguir el éxito y como él mismo evoluciona e investiga para poder conseguirlo. Os lo recomiendo.

El resultado de esas tres generaciones fue que ser entrenador pasara de ser mal visto, o verse como algo sin importancia, a generar, debido a la repercusión social del éxito, auge de los medios de comunicación y entrar en la opinión pública. A ser un objetivo social más fácil de alcanzar y así disponer de mucho protagonismo en la vida pública y deportiva de una sociedad disponiendo de notoriedad y reconocimiento a un excelente trabajo realizado.

Desde esa base y no la del sacrificio nacen algunos de los entrenadores de cuarta generación, de la traición a los que les apoyaron, ayudaron y a los ideales, principios y valores que les encumbraron y que ahora simplemente son un recuerdo de unas herramientas utilizadas para lograr su objetivo, colocarse. Aquellos que no tienen capacidades técnicas ni tácticas, pero que las adquieren en base a repasar una y mil veces un movimiento, a estudiar y estudiar métodos para aplicarlos. Van acompañados de algún tipo de carrera universitaria por diversa que sea, ya que eso les sirve de tarjeta de presentación a falta de años de experiencia. Donde la improvisación no tiene cabida, donde la intuición debe ser matemática pura, donde la observación sólo sirve en catorce pulgadas. Donde el manejo de la prensa, foros, directivos, público es clave en todo el proyecto y trabajo. Si no gano, si mi equipo desciende pero mi imagen pública es buena, los foros hablan bien de mí, tengo al público a mi lado y utilizo a la prensa afín, eso de descender es una menudencia y seguro encuentro otro equipo.

Viven pegados a un móvil que constantemente les da información de todo, jugadores, tácticas, equipos, contratos y por encima de todo rumores, claves para el desarrollo de la cuarta generación, los rumores es el comercio que permite dar y recibir una información ya que aporta la mercancía para poder decir a alguien algo a cambio de otra cosa sin importar si es cierto o no. Se non e vero, e ben trovato.

Hace poco leí, "He descubierto al asesino de reputaciones", eso formaría parte del manejo actual si algo o alguien no interesa. Un diálogo entre un entrenador de tercera y cuarta sería este. "Tú no has ganado la Copa del Rey", le diría, "Si, si que la he ganado" le respondería, "No, eso era la Copa de España y no había nivel". La diferencia y la habilidad estriba entre silenciar los méritos o alabar los deméritos de los otros y en sus casos volver méritos los fracasos o cualquier medio éxito utilizarlo como una excusa perfecta para ser llevado a los altares por las estructuras afines de la sociedad.

Los entrenadores de cuarta generación buscan también poder ejercer su poder en los que empiezan, que mejor que ellos para poder explicarles, enseñarles y sobre todo fidelizarles lo que saben a cuenta de un buen bocadillo, y si es en época estival mucho mejor. Como decía un amigo mío, no puedes saber si el jamón del país es el mejor si tan siquiera has probado uno de bellota (Y más si te lo esconden). Desprecian lo efectuado, le sacan mérito al trabajo anterior porque del desprestigio a otros nace su prestigio y donde la defensa de ellos sólo es la defensa de los suyos. Hablan de la solidaridad y asociacionismo pero sólo lo aplican en los suyos que piensan igual que ellos. No basta que una situación sea injusta, si la hace un amigo, ya se vuelve justa. Y si es indefendible que mejor que mover la maquinaria para que no se sepa. Luego ya comerciaremos con la información o favor como buen mercader.

Aquí en España no voy a hablar de los de cuarta generación, sus resultados están ahí, sus trabajos, sus proyectos y sobre todo las declaraciones que efectúan en sus ruedas de prensa o tiempos muertos, y que cada uno saque su propia conclusión. Pero si creo justo explicar a los que empiezan en esto, que hay muchos entrenadores que se han olvidado en nuestro camino y que hicieron y han hecho mucho para que los de cuarta vivan, y bastante bien de esto. Y que ahora están absolutamente obviados y olvidados, no cometamos el mismo error con los que siguen ya parece que se tengan, o les tengan, que jubilar cuando tan sólo basta mirar sus resultados y sus plantillas para comparar.

Para mí, nuestro Vince Lombardi ha sido Manolo Saorin, él dignifico nuestro trabajo. Sin él no se hubiera considerado que ser entrenador de fútbol sala fuera reconocido. Él lo ganó todo y demostró unos caminos que otros seguirían y el fútbol sala nunca le agradecerá lo suficiente todo lo que hizo por él. Sus métodos, sapiencia y su respeto hacia los deportistas hizo que tuviera los éxitos que tuvo. Y no olvidemos que los éxitos de antaño era ganar cosas, no alcanzar fases o previas.

El respeto a su trabajo provocó que salieran otros entrenadores, ya de segunda generación que empleaban métodos más… digamos diferentes o elegantes de cara la galería donde la utilización de los medios físicos, tácticos y técnicos empezaban a cobrar mucha importancia. También se empezaba a tener en cuenta la integración de los trabajos de otros deportes, David Córdoba, Julián Herrero, Jesús Montero, Luis Corredera, Eloy Martín, Paco García, Beto, Padú, Adolfo Ruiz, Santos Murcia, Pepe Carnicer, José María Martín, Chema Ferrández, Tato y Fonseca fueron la representación de esa generación y que tienen en uno de sus méritos ser los primeros que formaron en el fútbol sala a los jóvenes de nuestro país y que marcó el inicio del trabajo de la base en España. Más tarde nacía la tercera generación, que buscaba profundizar más y en otras materias que antes no se habían investigado, pero respetando absolutamente el trabajo y trayectoria efectuado por los anteriores. De ella los nombres quizá más ilustres, y que gracias a su trabajo el fútbol sala dio ese salto de calidad que tenemos ahora, vino bajo el brazo, sobre todo a nivel táctico, de la inspiración de Zego.

Miki, Jesús Candelas, Javier Lozano, Imanol Arregui, Javier Matoses, Tino de la Cruz, Tino Pérez y Duda, son los máximos exponentes junto con algunos de esa segunda generación que siguen, del perfecto equilibrio y evolución de nuestro deporte. Ellos no tienen méritos, ni han alcanzado objetivos dudosos, ellos tienen títulos, éxitos y un trabajo detrás de años, muchos años, donde un año si y otro también en diferentes equipos casi siempre les acompaña/ba el éxito. No han ganado con los equipos de los demás, ganan y han ganado con los suyos.

Ellos fueron los que abrieron el camino y la adaptación de las tecnologías a nuestro deporte, a pesar de que las medallas se las pongan otros, y han abierto el camino de muchos que como referentes ahora les pueden substituir, pero en el fondo lo que han y habrán logrado está ahí. Ellos que lograron transformar nuestro deporte y vigilaron que a nivel de formación los que empezaran, no tuvieran sus mismas carencias formativas. Enseñaron y marcaron una hoja de ruta de formación aún válida hoy en día para los que empiezan. Algunos de la cuarta generación los consideran como pasados de moda, caducos y sin disponer de la sapiencia de entender las nuevas tecnologías, se podría decir que son hasta nocivos para el fútbol sala y sin apenas posibilidades de poder y disponer de canales para compartir lo que saben. Pero algunos de ellos siguen porque por encima de todo disponen de una cualidad que empezó por Saorin, con la segunda y tercera generación y que fue una máxima en las últimas tres. Respeto.

¿Y la quinta generación?… preparándose y como diría el sabio de Rafa Benítez, aún son jóvenes. Tan sólo falta que alguien se acuerde de ellos después de ver el resultado de los de la cuarta.

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